sábado, julio 10, 2010

arena

construiste un castillo de arena movediza, y fuimos a vivir ahí.
no era peligroso, era una trampa mortal.
eso era lo que nos gustaba, fue nuestro espacio, nuestro hogar.
buscábamos el momento exacto del amanecer donde el sol esparcía sus rayos sobre las montañas imaginarias que crecían en la ciudad, para que después el castillo, poco a poco, empezara a derrumbarse ante nuestros pies descalzos.
siempre preferiste el sol, a las noches conmigo.


pero la arena me quedó, entre los dedos del pie, y ya no sé cómo sacarla de mí.